Yoko Ono conoció a John Lennon por primera vez el 7 de noviembre de 1966, mientras él y Los Beatles se preparaban para grabar Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. En ese momento, ella finalizaba una exposición de arte en solitario. A pesar de no ser una fanática de rock and roll, se sintió atraída por la personalidad de Lennon. Juntos recorrieron la exposición, donde Ono mostraba obras conceptuales pertenecientes al movimiento artístico experimental Fluxus.
Uno de los momentos destacados fue cuando Lennon, sin permiso, tomó una manzana de una instalación artística y le dio un mordisco, lo que no fue del agrado de Ono. Esta obra simbolizaba el ciclo de la vida a través de la descomposición de la fruta. A pesar de este incidente, este encuentro marcó el inicio de una relación intensa y compleja que duró 14 años.
El periodista David Sheff se adentró en la historia personal y artística de Yoko Ono, argumentando que, a pesar de su talento, su trabajo fue opacado por la atención centrada en Los Beatles. Sheff, quien tuvo una relación cercana con Ono, destaca la influencia que ella tuvo en Lennon, llevándolo a explorar la protesta política y nuevas formas de expresión artística.
El libro de Sheff, que se basa en una extensa entrevista con la pareja, ofrece una mirada profunda a la vida de Ono y su impacto en la carrera de Lennon. Desde sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial hasta su llegada a Estados Unidos y su participación en la escena artística neoyorquina de los años 60, Ono se destaca como una figura influyente en el arte conceptual y la música.
Sheff plantea la pregunta de si Lennon habría tomado ciertas decisiones sin la influencia de Ono, lo que abre un debate sobre el papel de ella en la vida y obra del legendario músico. A través de su amistad con Ono, Sheff logra ofrecer una visión única y detallada de una artista que ha sido subestimada y malinterpretada a lo largo de los años.