En la montaña rusa histórica de Argentina, desde el "grito sagrado" en el Himno Nacional hasta la autodenominada dictadura Revolución Libertadora. De los anarquistas libertarios del siglo XX a los anarcocapitalistas de La Libertad Avanza. ¿Y qué me dices del "¡Libres o muertos, jamás esclavos!" de la guerrilla setentista versus el "¡Viva la libertad, carajo!" de Javier Milei? ¡Hay más idas y vueltas que en una telenovela de las buenas! La promesa, sin embargo, sigue en el aire: redención. Y en esta vuelta de la historia, en el Palacio Libertad (ex CCK), un grupo de músicos top secretamente arma una pieza que promete ser la onda del momento. Se llama ¡Viva la libertad! Los cerebros detrás de esto son Lalo Schifrin y Rod Schejtman, dos cracks de la música que se juntaron para rockearla juntos.

Puede que algunas rayitas políticas se asomen, pero los genios detrás de la partitura hacen la gran Houdini y se despegan de cualquier etiqueta. Nada de "sinfonías mileistas", ¡aquí lo importante es refundar la nación a puro arte y cultura! "No es para unos pocos argentinos, la hicimos pensando en todos los argentinos", dice Schifrin desde Los Ángeles, mientras Schejtman agrega que esta sinfonía es como un abrazo musical para toda la patria. ¡Un mensaje de esperanza con ritmo!

La película arrancó el año pasado cuando Schifrin le tira la posta a Schejtman: "Che, ¿qué onda componer algo grosso para Argentina juntos?". Y así, entre notas y café, nació esta sinfonía que promete hacernos sacudir el esqueleto. Schejtman aterriza en Los Ángeles con la partitura bajo el brazo y se encuentra con un Schifrin que es todo un walking jukebox de éxitos musicales. ¡Qué dúo, papá!

Y cuando le preguntan a Schifrin por Milei y si la obra tiene algo que ver con la movida política, el maestro hace la gran escurridizo y dice: "La música habla por sí sola. Esto es arte puro. Lo importante es sentir lo que transmitimos con nuestra música. Es una oda a la esperanza para todos en Argentina". ¡Y que suene la música, che! Que estos dos maestros argentinos vienen con todo para dejarnos con la boca abierta y el corazón lleno de notas musicales. ¡Que viva la libertad y la buena música, carajo!