¿Te conté de Pablo Leguizamón, el fotógrafo intrépido que saltó el molinete del subte con su cámara colgando como un héroe de acción? Se golpeó por todos lados, la mochila se trabó, pero él siguió su carrera sin mirar atrás. ¿Sabías que esa foto, que ahora circula en las redes sociales con más fuerza que un vendaval, estuvo guardada en un cajón durante cinco años? ¡Imaginate eso, una joya esperando su momento en la oscuridad!

Y ahí, en marzo de 2013, cuando el arzobispo se convirtió en Papa, ¡zas! El destino llamó a la puerta de Leguizamón. Su colega le recordó la foto del subte y él, mal económicamente pero con determinación, sacó a relucir la secuencia completa. Y así empezó todo, como un thriller emocionante.

Pablo, el fotoperiodista con espíritu punk rock en un mundo de solemnidades, capturó algo inesperado: al Papa en el subte, como un pasajero más. Una imagen que rompía esquemas, que mostraba al líder religioso en una faceta cercana, accesible. Y ahí, en ese momento de incertidumbre económica, la foto se convirtió en un llamado, en una señal de que debía seguir adelante en su pasión por la fotografía periodística.

Ahora, desde Viedma, con su diario en Río Negro y su medio digital de fotografía, Leguizamón reflexiona sobre el impacto de aquella imagen que le cambió la vida. Y es que, a veces, lo inesperado, lo que rompe esquemas, es lo que vale la pena perseguir. Como esa carrera tras Bergoglio en el subte, con la mochila trabada, que hoy nos regala esta charla.

Y claro, después de la viralización de la foto, aparece Pablo Piserchia, el héroe del tren, buscando el vagón exacto en el que viajó el Papa. ¡Qué historia! Recorriendo vagones retirados, construyendo maquetas artesanales, volando a Roma para entregarle personalmente su creación al Pontífice en la Plaza San Pedro. ¡Un encuentro épico que quedará grabado en la memoria de ambos!

Así que la próxima vez que veas esa foto del Papa en el subte, no te quedes solo con la imagen, sino con la historia detrás de cada clic, con el coraje de quienes van más allá de lo esperado para capturar un instante único. ¿Qué más se esconde detrás de cada foto que vemos a diario? ¿Cuántas historias esperan ser contadas con solo una mirada? ¡Ahí está la magia del periodismo, en descubrir lo extraordinario en lo cotidiano!