Giovanni Battista Castagna, conocido como Urbano VII tras su elección como Papa, se destaca por haber tenido el pontificado más breve en la historia de la Iglesia Católica. Nacido en Roma el 4 de agosto de 1521, su mandato duró apenas trece días, finalizando el 27 de septiembre de 1590.

Castagna provenía de una familia noble y recibió una educación privilegiada, destacándose en derecho civil y canónico. Antes de convertirse en Papa, ocupó importantes cargos eclesiásticos, evidenciando su competencia y devoción. Su breve papado tuvo lugar en un momento de complejidades para la Iglesia Católica, durante la Contrarreforma y en medio de tensiones internas y externas.

A pesar de su corto tiempo en el cargo, Urbano VII intentó implementar reformas centradas en combatir la corrupción eclesiástica y mejorar la moral del clero, además de mostrar interés en abordar problemas sociales en Roma. Su fallecimiento sorprendió a muchos, dejando una vacante en el liderazgo de la Iglesia y dando lugar a la elección de un nuevo Papa.

Es importante destacar que Urbano VII enfermó gravemente de malaria poco después de su elección, falleciendo antes de su coronación papal. A pesar de sus deseos de trasladarse a un lugar más saludable, permaneció en el Vaticano siguiendo las costumbres papales. Su breve pontificado de trece días es recordado como un símbolo de esperanza en tiempos de incertidumbre.

Aunque Urbano VII ostenta el récord del papado más breve, otros líderes también tuvieron pasos fugaces por el trono de San Pedro, como Esteban II en 752, cuyo pontificado nunca se consolidó oficialmente debido a su fallecimiento repentino antes de su consagración.