El futbolista francés Dimitri Payet, jugador estrella del Vasco da Gama, está en el ojo del huracán con acusaciones que han hecho temblar los cimientos en Brasil. Larissa Natalya Ferrari, abogada de la tierra de la samba, lo señaló como responsable de un combo completo de agresiones físicas, psicológicas y sexuales en una relación extramatrimonial. ¡Chan, chan, chaaan!
El caso, que salió a la luz tras una investigación estilo CSI y declaraciones picantes, tiene a todo el mundo con los ojos enroscados. Y es que las fotos adjuntas al expediente, donde se ve a Ferrari con moretones y marcas, dan más tela para cortar que una telenovela brasileña. ¡Qué escándalo, vecina!
Larissa Ferrari contó que tuvo un affaire con Payet durante siete meses, después de que el futbolista la stalkeara en las redes sociales. ¡Qué moderno el muchacho! En su relato, Ferrari dijo que el deportista galo se aprovechó de sus bajones emocionales, ya que ella tiene un rejunte de problemas psicológicos. ¡Ay, ay, ay! Ferrari afirmó: “Payet sabía de mis dramas y mis vaivenes mentales, y los usó en mi contra. Me convenció de hacer cosas que ni en mis peores pesadillas había imaginado. ¡Una locura, che!”
Respecto a las fotos, Ferrari sostuvo que son la evidencia de lo que sufrió. Cuenta que también fue humillada sin parar: “Me dijo de todo y más por ser brasileña. Empecé a pensar que la culpa era mía”. Ferrari, madre de dos criaturas, decidió abrir la boca no solo para buscar justicia, sino para darle coraje a otras minas a alzar la voz. ¡Brava la piba!
Payet, que tiene más años encima que Mafalda pero menos canas, admitió el flirteo con Ferrari, pero se lavó las manos como Pilatos en cuanto a cualquier tipo de abuso. En su declaración, el futbolista aseguró que todas las prácticas, incluso las más picantes, fueron de mutuo acuerdo. ¡Chanfle!
En medio de la polémica, Ferrari hizo una limpieza de Instagram digna de Marie Kondo y desapareció de las redes como por arte de magia. ¿Hackeo o autocensura? El misterio del siglo.
Ahora, a esperar cómo se resuelve este novelón en la justicia, con pruebas, testimonios y tal vez hasta un cameo sorpresa. ¡Agárrense que vienen curvas!